Según Daniel Goleman, psicólogo, periodista, escritor y divulgador científico, famoso por su libro “Inteligencia Emocional”, son 6 las emociones básicas: Miedo, tristeza, ira, felicidad, sorpresa y aversión.
Las emociones básicas son aquellas más primarias o innatas, que tienen una función evolutiva clara; es decir, son o han sido fundamentales para la supervivencia y desarrollo de la humanidad.
En este caso, hablaremos del MIEDO. Como emoción primaria, el miedo ha jugado un papel importante en nuestra evolución como especie: Huir de los potenciales peligros nos ha hecho sobrevivir a ellos. Por eso, existen unos miedos comunes al ser humano que son útiles y necesarios, como puede ser el miedo a determinados animales, a la oscuridad o, incluso, el miedo a la soledad. Concretamente, a lo largo de la infancia existen unos miedos evolutivos que son comunes en los niños/as que se encuentran en esa etapa del desarrollo. A grandes rasgos, los miedos más habituales en la infancia son los siguientes:
- De los 6 a los 12 meses: Miedo a separarse de su figura de apego y a los ruidos fuertes.
- De los 12 meses a los 4 años: Miedo a la oscuridad, a la soledad, a separarse de su figura de referencia, al abandono, miedo a los médicos, a los cambios (ambiente desestructurado).
- De los 4 a los 8 años: Miedo a la soledad, a la oscuridad, a los monstruos, fantasmas u otras criaturas imaginarias.
- De los 8 a los 12 años: Miedo al fracaso, a la imagen que transmiten a los demás, miedo a las guerras, a la muerte, a los accidentes.
Entender la importancia de las emociones es crucial de cara a aceptarlas; es decir, si el miedo no es ni malo ni bueno, sino necesario, esto hará que no nos juzguemos negativamente a nosotros mismos ni a los demás y que manejemos con mayor entendimiento y calma cuando nuestros hijos e hijas manifiesten estos sentimientos de miedo. Algunas pautas de actuación para estos casos son las siguientes:
- Estar presentes como figura de referencia, que proporciona seguridad y estabilidad a los niños/as.
- Ofrecer información necesaria para comprender el contexto: ayudarles a anticipar lo que vendrá después, explicarles que si te vas luego vuelves, etc.
- Validar sus emociones: transmitirles que es normal sentir miedo en determinadas situaciones.
- Ofrecer estrategias de afrontamiento: Cuando son tan pequeños, esas estrategias pueden ser desviar la atención a otro foco que no les perturbe.
Sin embargo, a partir de los 8 años aproximadamente desarrollamos nuestra capacidad de metacognición (reflexionar sobre nuestros propios pensamientos). Esto hace que seamos capaces de generar pensamientos mucho más elaborados sobre nosotros mismos y nuestra relación con el entorno. Este extraordinario hito en el desarrollo cerebral de los niños y niñas puede suponer también un handicap, dado que esos pensamientos complejos en ocasiones pueden ser irracionales (por ejemplo: si salgo a la calle me va a morder un perro) y llevarnos a evitar situaciones de nuestro día a día para conseguir que no suceda aquello que hemos pensado. Si la expresión de los miedos es desajustada o desproporcionada, sería oportuno solicitar ayuda profesional para ayudar al niño o niña a sobrellevar esa emoción y ayudarnos a nosotros como padres a gestionar estas situaciones. Estos son los signos de alarma a los que debes prestar atención:
- Miedo de una intensidad excesiva: En ocasiones, el sentimiento de miedo en los niños/as es tan intenso que genera un malestar excesivo en el menor.
- Frecuencia: Si existen tantas cosas que le generan temor que este sentimiento es muy frecuente en su día a día.
- Evitación de situaciones cotidianas: Es posible que esas emociones intensas interfieran en la rutina habitual del niño o la niña,
- Origen del miedo: En caso de que el origen de su miedo sea muy específico o elaborado, y no se corresponda a un miedo evolutivo o lógico según las circunstancias que envuelven al niño (por ejemplo, miedo a la enfermedad si algún miembro de la familia está enfermo).
Si tu hijo presenta miedos intensos y/o no los sabes gestionar, consúltanos, podemos ayudarte.