La obesidad infantil


La obesidad está definida  por  la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad crónobesidad 4ica cuyo principal síntoma es un exceso de peso causado por una elevada acumulación de grasa. Hoy en día sabemos que la obesidad es una patología inflamatoria que atrae gran número de comorbilidades y de factores que no hacen fácil la vida de estas personas.

No se conocen con exactitud cuáles son los mecanismos que producen la obesidad. Se habla de genes implicados, de origen genético o mutaciones de los mismos tras la acción de factores externos o ambientales, pero se piensa que la mayoría de los casos se deben a la interacción de:

  • Factores individuales (genéticos y metabólicos). La obesidad infantil en la segunda década de la vida es un factor predictivo de la obesidad adulta cada vez más consistente. Si uno o ambos progenitores son obesos, la probabilidad de que la obesidad infantil persista en la edad adulta es aún mayor. La prevalencia de obesidad es más elevada en los chicos y chicas pertenecientes a un nivel socioeconómico y cultural bajo.
  • Factores medioambientales. Influyen poderosamente los llamados estilos de vida o influencia del obesidad 5medioambiente y la capacidad individual de respuesta, es decir, la actitud y el comportamiento que cada individuo adopta ante la presión medioambiental. Entre los factores medioambientales inductores de obesidad destacan la alimentación (abundancia y disponibilidad de alimentos en cualquier lugar y estación del año) y el sedentarismo.

Uno de los problemas actuales es que el consumo habitual de la población se inclina poderosamente hacia alimentos y bebidas que contienen muchas calorías en poco volumen (a esto lo llamamos densidad energética), lo que hace que la persona tenga que tomar una gran cantidad de alimento para sentirse saciada. Paralelamente, se ofertan raciones cada vez más grandes con precios cada vez menores, lo que induce al consumo y a elegir este tipo de alimentos frente a otros de obesidad 3inferior densidad energética. Todo el exceso consumido se acumula en forma de tejido adiposo, es decir grasa.

Además, a la obesidad le acompañan enfermedades crónicas  como la diabetes, las dislipemias (p.e. el aumento de colesterol), hipertensión arterial, artritis, trastornos psiquiátricos, algunos tipos de tumores, etc. En suma, son enfermedades que disminuyen la esperanza y calidad de vida, suponen un gasto elevado para el sistema sanitario por su carácter de epidemia y se relacionan fuertemente con las enfermedades cardiovasculares, que siguen siendo la primera causa de muerte en España y otros países desarrollados.

Asimismo, la obesidad lleva asociadas consecuencias psicosociales. Una baja autoestima, aislamiento social, dobesidad 2iscriminación y patrones anormales de conducta son tanto o más importantes que las consecuencias físicas, ya que repercuten en nuestro desarrollo personal y social.

El objetivo en el tratamiento de la obesidad es conseguir bajar peso, pero a costa del tejido graso, no del tejido muscular y agua, tal y como ocurre en dietas muy severas y desequilibradas como la mayoría de las dietas “milagrosas”.

Existen diferentes elementos a tener en cuenta para combatir la obesidad:

  • Dieta: equilibrada y variada mediante la planificación dietética, ajustando las raciones y mediante alimentos que no tengan una alta densidad energética como cereales, legumbres, frutas o verduras. Se deben establecer 5 comidas al día, así como evitar bebidas alcohólicas o refrescos de forma habitual.
  • Actividad física: incrementar el ejercicio físico diario, practicar deportes… Es llamativo el bajo porcentaje de niños que practican deporte de forma regular.
  • Terapia encaminada al cambio en los estilos de vida. La edad escolar y la adolescencia son etapas cruciales para la configuración de los hábitos alimentarios y otros estilos de vida que persistirán en etapas posteriores, con repercusiones, no sólo en esta etapa en cuanto al posible impacto como factor de riesgo, sino también en la edad adulta e incluso en obesidad 6la vejez.
  • Centrar las intervenciones en la familia, como primer y principal núcleo responsable de la formación y la educación de los hijos. Las diversas maneras en que las personas viven su cuerpo, su alimentación y su salud son adquiridas en etapas tempranas de la vida, en el seno de la familia. Sin embargo, se observa una tendencia a la delegación paulatina de las responsabilidades educativas hacia otros estamentos sociales tales como el sistema educativo y los medios de comunicación.
  • La responsabilidad no puede corresponder a un solo estamento, precisamente por tratarse de un tema con determinantes tan complejos. El sistema sanitario (a través de los pediatras y médicos de familia) es responsable de aspectos de promoción y educación a través de los programas de seguimiento de salud infantil. Los organismos científicos internacionales (UNICEF, OMS) coinciden en recomendar la lactancia materna exclusiva hasta un mínimo ideal de 6 meses, y una lactancia con alimentación complementaria hasta los 2 años o más. Es considerada la forma de alimentación más adecuada y saludable para los niños por muchos motivos: favorece el desarrollo temprano de los mecanismos de autorregulación de la ingesta gracias a la composición variable de la leche de mujer, a su riqueza en colesterol que constituye un “modelado” para el metabolismo lipídico futuro del organismo en desarrollo, a que desplaza la introducción de otros alimentos más energéticos y a la técnica de lactancia “a demanda” que favorece que el niño aprenda a percibir y responder a las señales internas de hambre y saciedad.

obesidad 7El gobierno debe favorecer el acceso a alimentos saludables, limitar la producción, distribución, publicidad y consumo de los que no lo son, supervisar los menús escolares, etc. Es necesario diseñar intervenciones a nivel local y dirigidas a grupos concretos de población, en lugar de realizar campañas de tipo global. Y por otra parte, conseguir un equilibrio para que no se desemboque en los extremos opuestos: los trastornos del comportamiento alimentario.

Igualmente importante es el papel de nutricionistas, endocrinólogos y el área de salud mental.

Desde  ACADIA, en colaboración con HERNÁNDEZ NUTRICIÓN, intervenimos en los factores modificables de la obesidad, es decir, dieta, ejercicio físico, hábitos y conductas inapropiadas, y factores y/o trastornos emocionales asociados (Trastorno de la Conducta Alimentaria, atracones, impulsividad, baja autoestima, retraimiento, ansiedad, depresión, etc). El fin último de este tipo de terapias es lograr el bienestar físico, personal y social.

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