El método Teacch (Treatment and Education of Autistic related Communication Handicapped Children) tiene su origen en Carolina del Norte (EEUU) y data de la década de 1960. Fue creado por el Dr. Eric Schopler con el objetivo de ofrecer tratamientos y servicios a personas con TEA y trastornos relacionados. Es un programa completo, de base comunitaria, que incluye servicios directos, consultas, investigación y entrenamiento profesional.
Según Rosa Álvarez, de Autismo Andalucía, “el objetivo principal del programa consiste en prevenir la institucionalización innecesaria, ayudando a preparar a las personas con TEA a vivir y trabajar más efectivamente en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Se pone especial énfasis en los planes individualizados para ayudar a las personas con TEA y a sus familias a vivir juntos de forma más efectiva. Se entrena a los padres a trabajar con sus hijos/as para controlar los problemas de comportamiento y mejorar las habilidades sociales, de lenguaje y de aprendizaje. De este modo, la persona con TEA está preparada para desenvolverse en una escuela, en un taller protegido, en un trabajo bajo supervisión, en un empleo competitivo, en un hogar grupal o cualquier otro marco comunitario.”
Los siete principios que rigen el método TEACCH:
La metodología TEACCH se basa en el enfoque cognitivo-conductual y tiene en cuenta las idiosincrasias propias tanto del espectro autista (origen, sintomatología, estilo de aprendizaje, implicaciones cognitivas, pronóstico, etc.) como del individuo (nivel de desarrollo, puntos fuertes y débiles, intereses, alteraciones sensoriales…), por lo que supone un marco de trabajo idóneo para trabajar con personas con autismo de todas las edades y con un amplio rango de afectación.
En concreto, el método TEACCH proporciona al alumno con TEA un ambiente predecible y fijo en el que se potencia el aprendizaje funcional y sin error. Se emplea la enseñanza estructurada y apoyada en medios visuales y se lleva a cabo un entrenamiento multidisciplinar de las áreas alteradas: comunicación, desempeño social, lenguaje, habilidades de ocio, conducta, etc.
Ejemplo de estructura de aula: 1) Trabajo “uno a uno”; 2) Trabajo independiente; 3) Transición; 4) Juego/ ocio; 5) Actividades de grupo; 6) Área de comidas.
Todo ello se realiza en colaboración con las familias y atendiendo a las necesidades reales del individuo, de manera que la persona con TEA pueda ser autónoma e independiente y esté integrada en la sociedad.