
Una correcta estimulación, también desde casa, en este periodo de la infancia es crucial para alcanzar el máximo potencial de los niños y niñas en cuanto a su desarrollo cognitivo, emocional y social. Hay estudios que establecen la importancia del ambiente en la configuración de las cualidades y características de cada individuo. Sin embargo, no podemos dejar a un lado la genérica, dado que ambos factores, ambiente y genética, juegan un papel crucial e interdependiente en el desarrollo infantil.
¿A qué nos referimos con genética?

Cuando hablamos de genética nos referimos a las predisposiciones y potencialidades con las que nacemos. Nuestros genes influyen en nuestra constitución física, temperamento y capacidades cognitivas. Sin embargo, la genética no lo determina todo.
¿A qué nos referimos con ambiente?
El ambiente es el conjunto de experiencias, relaciones y estímulos que rodean al niño o la niña, y que moldean en la expresión de estos genes.
Como decimos, ambos aspectos (genética y ambiente) interactúan de forma constante y no se entienden por separado. Partiendo de esta premisa, entendemos que lo que hagamos desde los diferentes contextos en los que el menor está inmerso será relevante para él. Sin embargo, esto en ocasiones nos lleva a error, dado que pensamos que cuanto más estimulemos a los niños y niñas, mayor será su progreso. Esta idea no es del todo cierta por varios motivos, entre ellos:

El desarrollo no es infinito:
Si bien la estimulación puede potenciar las capacidades del niño, la genética también juega un papel importante. Actuando sobre el ambiente podemos conseguir que los genes se expresen en su máximo potencial, pero no podemos conseguir que cambien. Por ejemplo, un niño no es más inteligente cuanto más se estimule, pero sí podemos alcanzar su máximo potencial si le ofrecemos oportunidades de crecimiento.
No siempre hay que tomar un papel activo en la estimulación:
Una oportunidad de crecimiento personal para los niños/as puede ser, simplemente, permitirles momentos de “aburrimiento”, en los que puedan desarrollar juegos creativos que también impactan positivamente en su desarrollo cognitivo y socioemocional.
Cuando pensamos que debemos estimular de forma activa a nuestros hijos e hijas bajo la errónea premisa de que cuanto más, mejor, podemos caer en la sobreestimulación de los menores.
¿Qué es la sobreestimulación?

La sobreestimulación ocurre cuando un niño/a recibe más estímulos de los que su cerebro puede procesar de manera efectiva. Esto puede provenir de diversas fuentes, entre ellas:
Exceso de actividades:
Horarios sobrecargados con clases, deportes y actividades extracurriculares sin tiempo libre para jugar y descansar.
Exceso de juguetes:
Demasiados juguetes pueden ser abrumadores y limitar la capacidad del niño para concentrarse y jugar creativamente.
Este exceso de estímulos puede tener consecuencias adversas en el desarrollo infantil, pudiendo sentirse abrumados, irritables o ansiosos, afectando en la calidad del sueño y su capacidad para conciliarlo e, incluso, repercutiendo negativamente sobre su atención y su capacidad de aprender y procesar la información.
¿Qué es la infraestimulación?

Con infraestimulación nos referimos a la falta de estímulos adecuados que un niño necesita para desarrollar sus capacidades cognitivas, emocionales, sociales y físicas de manera óptima. Esto puede tener una repercusión negativa en los niños/as, tanto en el plano emocional (baja autoestima y estado de ánimo) como en el cognitivo (retraso del lenguaje, motricidad, habilidades cognitivas, etc.)
En nuestra experiencia, es poco frecuente encontrarnos con niños/as poco estimulados en nuestra comunidad educativa. Nos consta que sois padres altamente preocupados e involucrados en su desarrollo. Sin embargo, sí nos gustaría resaltar las dos situaciones que producen infraestimulación más frecuentes en nuestra sociedad:
Falta de interacción:
Familias que no interactúan lo suficiente con el menor, ya sea por falta de tiempo o por no saber cómo hacerlo y que este es un aspecto fundamental para su desarrollo.
Uso excesivo de las tecnologías / televisión:
- Esto no sólo es un problema en sí mismo (especialmente a edades tempranas como las que estamos hablando), si no que el uso excesivo de, por ejemplo, la televisión produce un coste de respuesta. Es decir, las actividades que dejan de realizar (juego creativo o simbólico, interacción con otros niños/as, pintar, trepar, correr, etc) por estar viendo la televisión.
Resulta, entonces, evidente que un exceso de estimulación es negativo para nuestros hijos e hijas, de la misma manera que lo es la ausencia o el déficit de estimulación. Entonces, ¿cómo podemos llegar a un buen equilibrio?
¿Cómo estimular correctamente desde casa?

- Juego y exploración: El juego es la herramienta más poderosa. Permíteles jugar libremente, explorar diferentes materiales y experimentar con su entorno. Únete a su mundo de juego.
- Lectura y narración: Comparte cuentos, inventa historias y anímales a expresarse oralmente. La lectura es una ventana al mundo y estimula la imaginación y el lenguaje.
- Actividades creativas: Pon a su alcance materiales desestructurados (aquellos que no tienen una función definida y que, por lo tanto, permiten a los niños darles el uso que ellos imaginen).
- Música y movimiento: La música estimula el cerebro y fomenta la expresión corporal.
- Naturaleza y aire libre: Podéis salir a explorar parques, jardines o bosques. La naturaleza ofrece estímulos sensoriales únicos.
- Interacción social: Fomenta el juego con otros niños y niñas, así como las relaciones familiares.
- Establece rutinas: Tener horarios regulares para comer, dormir y jugar les brinda seguridad y estructura.
- Actividades extraescolares sí, pero con moderación: Selecciona aquellas actividades en las que el niño disfruta o ha mostrado interés. No elijas un número elevado de extraescolares, dado que ello podría generar estrés en el menor y le resta tiempo de desarrollar otras capacidades (juego libre y creativo, tiempo en familia, etc) igualmente importante para su estimulación.
- Limita el tiempo de pantalla: La televisión y los dispositivos electrónicos deben tener un uso limitado y supervisado.
- Paciencia y respeto: Cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo. Respeta sus tiempos.
- Comunicación y afecto: Habla con ellos, escúchales con atención y exprésales tu cariño. El amor es el mejor estímulo.
Esperamos que esta información haya sido de tu interés. Si tienes cualquier otra pregunta o inquietud, no dudes en contactarnos.